San Sebastián, patrón defensor de la peste
en Villamartín
En Villamartín apenas queda ya rastro devocional
del culto exitoso que se le rindió a San Sebastián en el
pasado. Desde la Edad Media, este santo, que en el padecimiento de
su brutal martirio fue tirado a una cloaca, se especializó en proteger
milagrosamente a las poblaciones, por las que intermediaba librándolas de los
mortíferos efectos de las epidemias de peste. Es así como se hizo
popular en toda Europa. Desde el último tercio del siglo XV, se prodigaron «Las
pestes» en demasía, registrándose no pocas durante el transcurso del XVI y
buena parte del XVII. Las grandes pestilencias coincidieron históricamente con
agudas crisis existenciales, por lo que los pobladores de la principal metrópolis
del mundo, ampliamente atendidos espiritual y pastoralmente por miles de
clérigos e infinidad de iglesias, ermitas, hospitales y conventos, entendieron
que el cataclismo provenía como consecuencia de sus pecados. Era un castigo de
Dios.
En Villamartín muchos cadáveres de los apestados
se sepultaban en las inmediaciones de la ermita de San Sebastián, un pequeño
templo situado al final de los números pares de la calle El Santo. Hoy esa
ermita no existe, sólo hay una pequeña hornacina que contiene una pequeña cruz
en recuerdo de ella en la fachada de la casa número 94B de la citada
calle. Podemos decir algunas cosas sobre
la ermita: perteneció siempre al cabildo de la villa, en el año 1676 era un
edificio ruinoso pretendiendo varios vecinos su adquisición hasta que en el año
1842 se vendió, el 25 de octubre de 1832 el administrador de las rentas del
convento de San Juan de Dios de la villa solicitó permiso para trasladar la
cruz de San Sebastián al frente de su Ermita, y se comenta que posiblemente, el
lienzo sobre el martirio de San Sebastián que está al lado de la puerta de la
sacristía de nuestra iglesia parroquial, formaba parte del retablo de la
ermita. En el Archivo Histórico Parroquial existe más información sobre esta
ermita, intentaremos llegar a ellos para que podáis conocer todo lo relativo a
esta ermita.
Una clara muestra de la estrecha vinculación del
santo con la religiosidad popular villamartinense son los
cuantiosos individuos de Villamartín que llevan su nombre y la rotulación de la
mejor calle del pueblo con el nombre de San Sebastián (hoy calle El Santo)
hasta el 20 de julio de 1886 que empezó a llamarse Álvarez Troya. También hay
que recordar que, al comienzo de la segunda mitad del siglo XX, Villamartín le
puso el nombre de San Sebastián a una de sus nuevas barriadas.
Según el profesor Sánchez Herrero, en el siglo
XVI existieron en muchos pueblos del antiguo Reino de Sevilla ermitas y
hospitales consagrados a San Sebastián, en donde curiosamente radicaron también
cofradías de Vera Cruz. El trajín de la época de viajeros por aquí y por
allá y la carrera de Indias incidió notablemente en la propagación vertiginosa
de los contagios de pestilencias. Aquel fenómeno calamitoso suscitó una
angustiosa temeridad y los ayuntamientos de innumerables localidades
proclamaron patrón a San Sebastián en los primeros años de «La Peste».
Es patrón, entre otros municipios, de Puebla del
Río, Marchena, Lora del Río, Fuentes de Andalucía, Camas, Tomares, Los Molares,
Villafranca de la Marisma, Brenes, Cantillana, Puerto Real y Trebujena.
Villamartín decidió tener patrón en el año 1589
y para ello puso en marcha el mecanismo que se usaba en la época. Un resumen de
ese mecanismo es este (3): se eligieron los santos «candidatos» por los vecinos,
se hicieron las tres misas reglamentarias y al final de la tercera, se eligió
democráticamente al Patrón. Y como ustedes saben salió como «Patrón/a» la
Santísima Santa Ana, madre de la Virgen María.
En Villamartín hay muchos vecinos que de oída
dicen que la calle El Santo se le ha llamado desde siempre Calle del Santo
Patrón San Sebastián. En esas seis palabras escritas en negritas sobra una,
Patrón, porque, en la elección no salió San Sebastián como patrón y, por tanto,
quedaría así: Calle del Santo San Sebastián, patrón defensor de la
peste. Investigación ha habido posterior a la fecha de 1598 y no se ha
encontrado verificación del patronazgo de San Sebastián en Villamartín, pero
ganas de ello sí ha habido. Pese a quién le pese, el cabildo municipal de
Villamartín sólo ha celebrado, año tras año, desde 1598 el patronazgo de Santa
Ana y desde comienzo del siglo XX la fiesta de la Virgen de las Montañas, y la
prueba está en las actas capitulares de la villa que se pueden leer en el
Archivo Municipal de Villamartín. Como constancia de ese deseo lo podemos
encontrar el día 15 de enero de 1969 en cabildo ordinario: «Se da lectura a
comunicación del Rvdo. Cura Párroco de esta localidad, D. José M. Álvarez
Benítez, en la que expone que ha decaído notoriamente la devoción
al Santo Patrón San Sebastián cuyas fiestas según constan en los archivos,
revistieron en otros tiempos gran solemnidad, y proponiendo al Ayuntamiento la
posibilidad de restablecer de algún modo aquel antiguo esplendor, acordándose
por unanimidad, tomar en consideración las referidas manifestaciones y que
debido a la proximidad de estas fiestas, no será posible en este año otra cosa
que invitar a la población a que asista a la misa
solemne que la Corporación ofrece anualmente con este motivo pasando este
asunto a la comisión municipal de festejos para que juntamente con la parroquia
estudie la organización que en años venideros pueda darse a esta fiesta, para
que recobre su antiguo esplendor».
Inevitablemente
el Rvdo. Cura ya no está entre nosotros y no se puede defender; de la citada
comunicación se puede decir muchas cosas, pero creo que de momento es
suficiente decir: primero, que lo asesoraron mal y se equivocó de Santo y en
vez de decir: «…devoción a la Patrona Santa Ana cuyas fiestas…» dijo lo
de San Sebastián; y segundo, que en las citadas actas capitulares no hay
constancia de ninguna petición anual por parte de la Corporación de misa
solemne con motivo del Santo Sebastián.
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1 Andrés Bernáldez, conocido como el cura de los
Palacios, fue un eclesiástico e historiador español. Fue capellán de Diego de
Deza, arzobispo de Sevilla.
2 Enfermedad epidémica contagiosa que provoca
una gran mortandad y, en particular, la causada por la bacteria Yersinia pestis
y caracterizada por fiebre, escalofríos, náuseas, cefaleas, debilidad y bobones
en diferentes partes del cuerpo.
3 Véase «52 historias de la Villa de
Villamartín», historia número 12.