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martes, 26 de diciembre de 2023

Historia nº. 70


                                             ¿El Paseo de la Alameda?

 

De la composición del paseo de la Alameda no vamos a hablar en esta historia, porque ya lo hicimos en otra de este blog con el nombre de «Alameda sin álamos».

         Son muchos los niños que diariamente han disfrutado de este recinto al aire libre después de las labores escolares, incluidos los sábados y domingos. Así mismo, las persona adultas y ancianos lo han disfrutado para tomar el sol en invierno y otoño, y fresco en primavera y verano.

         Cuando se construyó el Colegio Libre Adoptado de Enseñanza Media de Grado Elemental «Menéndez Pelayo», el Paseo de la Alameda de Miguel Primo de Rivera fue remodelado para que sirviera de recreo a los alumnos del Colegio. Los Capitulares acordaron autorizar al Sr. alcalde-presidente para que realizara urgentemente las obras y por administración directa.

         Hoy día la calle que desemboca en el aludido paseo se denomina calle El Santo, y la Alameda es renombrada como Alameda de la Diputación. Ambos cambios por acuerdo del Ayuntamiento desde el 30 de noviembre de 1989.

         Este sitio de Villamartín seguirá llamándose «Alameda» porque siempre así se le ha llamado desde su construcción, pero, tendríamos que cambiar el rótulo del paseo por otro que reflejara mejor a los naranjos que están plantados desde la remodelación que se hizo en su momento.

         El reloj del antiguo instituto que en el año 1962 se incorporó a los objetos permanentes del Paseo, contempló desde su altura las nuevas obras en él, sabe que su aljibe sigue donde estaba, su alberca ya desapareció y sigue esperando, ya viejo, un poco de grasa en sus articulaciones para despertar de su letargo forzoso que quedó anclado en las 5:30 horas, para seguir acompañando a los vecinos en su nuevo paseo. Con la mencionada remodelación se le engrasó y se le trasplantaron la cara y nuevas manos. Como su mantenedor no ha sido constante otra vez ha entrado en letargo forzoso y se ha quedado anclado en las 10:12 horas. Hace poco le susurraron al oído el nuevo nombre que popularmente le habían puesto al paseo: «el nuevo cementerio». Y, ¡claro! Por eso decía que ya no veía a niños jugar ni personas pasear por su paseo.

         A este paseo ya no van niños ni personas. A los únicos que se les ven de vez en cuando entrar y salir son a gatos y algunos perros perdidos y a las personas que trabajan en el edificio del antiguo Instituto. Ya sólo hay una entrada y a partir de la 15:00 horas cerrado, incluido los sábados y domingo y fiestas de guardar, como dicen en Villamartín.

         El lugar se ha quedado ya algo fúnebre desde un tiempo a hoy, ahora hay que sumarle como objeto permanente del Paseo la colocación en uno de sus extremos (la esquina más cercana a la calle Barcelona) un monolito con los nombres de los caídos en la guerra civil. Eso le hace el juego al sobrenombre que le han puesto al sitio.

         Una vez construido el edificio para el Colegio Libre Adoptado de Enseñanza Media de Grado Elemental «Menéndez Pelayo» en el Paseo de la Alameda con dinero de la gente de Villamartín, la Alameda disponía de unas vistas inmejorables. Vistas que hoy no tiene, como dice el reloj, gracias al uso que las distintas corporaciones municipales locales han hecho del edificio desde su creación; unas, por querer ser más que otras; y, otras, por no hacer nada. Lo cierto es que el paseo se quedó sin vistas por las ampliaciones laterales en altura del edificio citado, y el edificio se destinó a otra cosa distinta a su fin. Como muestra lean lo que se dijo en un pleno municipal el día: «6 de julio de 1962 donde el Sr. Alcalde manifestó que la Comisión Especial para la construcción del Local para el Colegio de Enseñanza Media de Grado Elemental de esta Villa, por acuerdo adoptado el día 27 de junio pasado, había hecho entrega a este Ayuntamiento del edificio que ha construido con dicho fin, que está situado en la parte frontal del Paseo llamado Miguel Primo de Rivera de esta Villa, ubicado en solar de propiedad municipal, con la única condición de destinarlo al fin para qué ha sido construido con la colaboración económica del vecindario, en suscripción voluntaria, pudiendo en el futuro ser ampliado o reformado por la Corporación Municipal, pero respetando siempre el destino de dedicarlo a actividades docentes de Enseñanza Media; que el edificio, con las obras e instalaciones complementarias hechas por este Ayuntamiento como la pintura interior y exterior, instalación de un reloj en la fachada, alumbrado eléctrico mobiliario, etc., está actualmente dispuesto para su funcionamiento y por lo tanto procede adoptar los acuerdos necesarios, para su organización interna, con vista a su puesta en funcionamiento para el próximo Curso Académico 1962-63, sometiéndolo a la consideración del Ayuntamiento Pleno…»

         Desde 1975 la mayoría de los alcaldes locales han tenido que ver de alguna manera con la enseñanza, así que no se comprende cómo se ignoró un pleno y sus resoluciones como el del día 6 de julio de 1962.

         Lugares para ofrecer había y los hay. Que hacen esos dos silos que tenemos sin reutilizarse…

         A la juventud actual es posible que este sitio de Villamartín no le llame mucho la atención, pero a los usuarios ya adultos desde siempre de este lugar, que no le pregunten por la Alameda porque la respuesta puede ser la misma que el título de esta historia.

         Como la esperanza es lo último que se pierde, esperemos ver la Alameda con sus vistas propias y una nueva solución al Paseo de la Alameda.