casa topete

casa topete

domingo, 29 de enero de 2023

Historia n.º 58

                                     Las escaleras o escalera de Villamartín

La Edad Media ha llegado a muchos de nosotros a través de películas, novelas históricas o visita a alguna ruina de castillo, y en ellas vemos básicamente caballeros con armadura, impresionantes castillos o acontecimientos que forjaron la historia de Europa, de España o la de nuestra propia localidad. Sin embargo, desconocemos muchos hechos básicos de la época y me ha parecido interesante investigar algunos; entre ellos cuál era el sistema de acceso a los pisos de la Torre del Homenaje del Castillo de Matrera.

Muchos son los historiadores que han escrito sobre el Castillo de Matrera y de ellos me he valido para realizar esta narración, interesándome más que nada de lo que dicen sobre la torre del homenaje, así encontramos a:

Juan Ignacio Varela Gilabert en su artículo de 1985, «El Castillo de Matrera y el hombre que lo mandara construir», que dice: Vale la pena ascender hasta el recinto y contemplar la mole de su Torre norte, cuadrada, y el resto de su bóveda que don Miguel Mancheño y Olivares, el historiador y arqueólogo arcense califica de «primitiva», y que el inolvidable poeta de Villaluenga, Perico Pérez Clotet, sospecha de construcción árabe.

Antonio Jarén Domínguez en su artículo de 1995, «El Castillo de Matrera. Una aproximación histórica y arquitectónica» en el cual nos comenta que en el Cerro Pajarete no ha habido una excavación arqueológica que evidencie labores para acondicionar el lugar a la defensa. Nos dice también, que no es azarosa la construcción de la torre del homenaje en el lugar en que está, ya que aprovecharon las enormes rocas naturales como potentes refuerzos de la muralla. En su descripción de la fábrica nos dice que la torre del homenaje se ubica en la parte norte del recinto y presenta su más grave derrumbamiento donde teóricamente debía estar situada la entrada de la misma. Está formada por dos plantas. La primera se cubre con una bóveda de medio cañón, a base de lajas de piedras irregulares. La segunda planta ofrece la misma cubierta, si bien en este caso el material utilizado son ladrillos rojizos regulares. La torre se encuentra defendida por un amurallamiento exterior, proporcionándole una perfecta defensa.

  Por otro lado, tenemos a Magdalena Valor Pechotta (1), de la Universidad de Sevilla, que, aunque en sus estudios medievales no le he encontrado tema sobre el Castillo de Matrera, sí he encontrado que muchos de sus planteamientos son aplicables a Matrera. Uno de ellos es la reutilización de la fortaleza andalusí reparándola y añadiéndole nuevas estructuras, bien a través de la orden de Calatrava o el Cabildo de Sevilla –(1499, junio, 3. [Sevilla] Mandamiento del Cabildo a Nicolás Martínez de Durango, obrero de las labores, ordenándole reparar lo necesario en el castillo de Matrera, reparaciones que aparecen señaladas en un informe de inspección que se hizo por orden del Cabildo, y que aquí se recogen, debiendo pagarlas de lo que recibe para las obras de la ciudad).  Aparecen así las torres del homenaje, que en nuestro castillo no parece tener la función de vivienda y sí la del último reducto de defensa del castillo. Su entrada ha desaparecido, pero posiblemente fuese una torre de flanqueo con una escalera circular en el interior, estas torres eran edificación fortificada que se encontraban en el exterior de una muralla defensiva u otra estructura formando un flanco.

             Alejandro Pérez Ordoñez (2) (Profesor, arqueólogo e intérprete de Patrimonio Histórico) nos dice que la torre del homenaje del Castillo de Matrera se alza en el sector norte, en el lugar más infranqueable, donde la pendiente cae casi en vertical. Es de planta rectangular, de 15 metros de largo por 10 de ancho. Los muros tienen un grosor de casi 3 metros. Tiene dos plantas, ambas cubiertas con sendas bóvedas de cañón, la de la planta baja construida con lajas de piedra irregulares y la superior en ladrillo.

  Según Carlos Quevedo Rojas (3), la torre del homenaje se alza en el sector norte, en el lugar más infranqueable, donde la pendiente es más abrupta. Es de planta rectangular, de 14,40 metros de largo (E-O) por 8,70 metros de ancho (N-S). Los muros tenían un grosor de 2,75 m en sus flancos este y oeste y 1,75 m en sus flancos norte y sur.

            Hay que agradecer a Antonio Jarén y a Alejandro Pérez que son los únicos que han aportado a la historia del Castillo de Matrera un plano general del recinto del castillo.

Del plano realizado por Antonio Jarén Domínguez, que lo podéis encontrar en el libro de feria de 1995, he recortado la parte correspondiente a la torre del homenaje que es el objeto de mi estudio:


En el recorte he señalado con un círculo rojo la esquina de la torre del homenaje más deteriorada y con una flecha el lugar donde debería estar el torreón de flanqueo con la escalera de acceso. Desde que yo vivo en Villamartín, y supongo que algunas centenas de años anteriores, el estado de esta zona del Castillo de Matrera no había cambiado salvo algunas piedras menos cada año por la erosión. Hoy ya todo ha cambiado.

Además de los ya mencionados, he analizado los textos de los estudiosos (Luis Iglesias García (4), José Mª. Gutiérrez López y Virgilio Martínez Enamorado (5), Rafael Sánchez Saus (6)…) sobre los castillos de la frontera que limitaba con el reino de Granada, llamada Banda Morisca, donde se encontraba el Castillo de Matrera y no he encontrado nada sobre el porqué esa esquina de la torre del homenaje está caída y las otras tres han permanecidos en pie hasta hace poco. De la escalera que daba acceso a la torre del homenaje tampoco he encontrado nada. Si se cayó deberíamos tener constancia de los restos de ella, restos de escalones, piedras…, nadie comenta nada sobre el acceso a los pisos de la torre; pues, ¡nada!

Todo el mundo sabe que la torre del homenaje es el último reducto en caer en caso de conquista y por tanto debían tener un buen sistema de seguridad. Esta fortaleza lo tenía. Observa el plano adjunto más arriba y verás una muralla que protegía la puerta de acceso. Además de esta muralla, el acceso a la torre se hacía a través de una escalera posiblemente de caracol como en la mayoría de los castillos y este Castillo de Matrera creo que también la tenía, pero como dije anteriormente, de ella no ha quedado un simple escalón.                        

La escalera mencionada anteriormente era en los castillos medievales de forma espiral y no tenía un diseño fortuito, sino que estaban concebidas de esta manera por unos motivos muy concretos. Estaban ubicadas en las torres y a lo largo de las paredes exteriores, quedando las habitaciones protegidas en el centro de la edificación y se idearon para la guerra. Su finalidad era dificultar el acceso de los hipotéticos enemigos a los pisos superiores del castillo. Los guerreros con sus armaduras debían tenerlo muy difícil para subir en fila india por aquellas retorcidas escaleras defendidas por los moradores de la torre.


            Existía además una ventaja añadida: si te fijas la mayoría de estas escaleras giran en el sentido de las agujas del reloj, por lo que el caballero invasor iba subiendo la escalera avanzando en primer lugar el lado izquierdo de su cuerpo lo que representaba un gran problema para defenderse, ya que los humanos somos en general diestros y la espada se sostenía con la mano derecha.

              En la localidad de Villamartín (Cádiz) existe una iglesia parroquial dedicada a Santa María de las Virtudes que contiene una escalera de caracol atribuida a Hernán Ruiz el Joven de mediado del siglo XVI. Digo atribuida a Hernán Ruiz porque como no hay planos donde se pueda ver si estaba recogida en ellos la escalera, todo el mundo lo dice y además está situada en la parte del templo que él amplió, pero hay que recordar que con motivo del terremoto que tuvo lugar el día 1 de noviembre de 1755 en Lisboa, que afectó a Portugal, España, Marruecos y a nuestra iglesia, por eso estuvo bastante tiempo en reparación, y en este tiempo también se pudo haber construido. No se sabe de dónde fueron traído los materiales para su edificación. Por la parte exterior de ella se observa piezas de su fábrica que no enlaza con ninguna otras del conjunto, como si fueran arrancadas de algún muro y puesta en ese sitio a empujones, como decimos en Villamartín. Su planta exterior es ochavada irregular, observándose alternativamente lados desiguales, lados de 2,5 metros con otros de 1 metro aproximadamente. Está coronada con una cúpula que no coincide su centro con el centro poligonal de su base.

Cierta publicación dice sobre la escalera: «Adosada al muro de la sacristía y por el mismo patio está una especie de torreta, de cantería, rematada en cúpula que encierra una preciosa escalera de caracol, obra de Hernán Ruiz, que da acceso a las bóvedas y a la sala alta, sobre la sacristía. Esta escalera es digna de mención por su esbeltez, pero difícil de ser visitada por su situación».

Exterior de la escalera
           En los últimos folios del manuscrito atribuido a Hernán Ruiz y depositado en la biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid se encuentran unos dibujos sin ningún tipo de explicación o texto escrito que representan diferentes tipos de escaleras y rampas de planta cuadrada y una, circular. La escalera circular de la iglesia de Santa María de la Virtudes de Villamartín es atribuida a Hernán Ruiz el joven, pero, evidentemente, ningún prestigioso arquitecto o maestro de obra afamado va a decir de donde ha tomado la idea, de quién la ha copiado o simplemente trasladado de otro sitio, su obra creativa.

Es posible y muy probable que esta escalera fuera la que estaba en el Castillo de Matrera y fuera trasladada pieza a pieza al taller de la fábrica de la parroquia en el momento en que se ejecutaba su ampliación o reparación en 1755. Arranque de la escalera en el Castillo de Matrera no se ha encontrado o no se ha querido que se encuentre nunca. Maestros canteros, y de los buenos, no le faltaron a Hernán Ruiz, cito a su yerno Jerónimo Hernández y al madrileño de Pinto, Miguel Adán, para que la montaran y encajaran lo mejor posible en esa esquina del conjunto monumental.

Hoy me pongo en el lado de los hermanos José y Jesús de las Cuevas que tras visitar la iglesia de Santa María de las Virtudes de Villamartín (Cádiz) reflejaron en su libro monográfico «VILLAMARTÍN» lo siguiente: «…casi adosada a la Sacristía, la escalera más valiente de la provincia. Está colgada en el vacío y es un prodigio de equilibrio que se estira hacia la altura, tal si la sostuvieran ángeles invisibles subid y bajad por ella, mientras recordáis aquellas líneas escritas en 1834 (Diccionario geográfico universal) “una famosa y alta escalinata en forma espiral sin punto métrico de apoyo, obra magnífica y de mérito raro”. ¿Pero donde tendrá su columna vertebral esta escalera que se supone trajeron del castillo y parece ascender por sus propias fuerzas, porque sí como arte de magia?».   

Hasta aquí la historia de «Las escaleras o escalera de Villamartín». Ahora tenéis que activar la imaginación para elegir la respuesta: realidad o ficción.

 

1            Valor Piechotta, M. (2017) «Las fortificaciones de la Baja Edad Media en la provincia de Sevilla»., Historia. Instituciones. Documentos, (31). doi: 10.12795/hid.2004.i31.38.

2            Pérez Ordoñez, A. (2003) «El castillo de Matrera en Villamartín (Cádiz). Una fortaleza de frontera», Almajar, n.º 1, año 2005.

3            Quevedo Rojas, C. (2015) «Análisis constructivo y criterios de intervención en el castillo medieval de Matrera (Villamartín, Cádiz)», libro 3. Congreso. Indb.

4            Iglesias García L. (2019) «La conquista cristiana del valle del Guadalquivir y la formación de los Tugur en los rebordes occidentales de la depresión de Ronda», Actas del II congreso internacional de historia de la Serranía de Ronda: Entre al-Ándalus y los inicios de la Edad Moderna. Siglos VIII-XVI / Virgilio Martínez Enamorado (ed. lit.), Francisco Siles Guerrero (ed. lit.).

5            Gutiérrez López, J. Mª., Martínez Enamorado, V., Reinoso del Río, Mª C. e Iglesias García, L., (2015) «El castillo de Matrera. Nuevas perspectivas arqueológicas del recinto fortificado», en J. Mª Gutiérrez y V. Martínez (eds) A los pies de Matrera (Villamartín, Cádiz). Un análisis arqueológico del oriente de Sidonia, Ronda.

    6            Sánchez Saus, R. (1983) «Cádiz en el siglo XIII», «Las órdenes militares en la provincia de                      Cádiz». Actas de las jornadas conmemorativas del VII centenario de la muerte de Alfonso X el Sabio. Cádiz.         

martes, 17 de enero de 2023

Historia n.º 57

Al César lo que es del César III

 

Hoy he leído un cartel en la puerta de la parroquia en el que nos invitaban a la celebración de una misa en honor y gloria del Santo Patrón de Villamartín: San Sebastián. Lo de la invitación a la misa no me importa mucho porque, al fin y al cabo, yo voy a misa casi todos los domingos. Lo que sí molesta bastante es lo de San Sebastián como patrono de Villamartín.

No sé, ni quiero saberlo, quién o quiénes informan o aconsejan sobre ciertos temas de la localidad, a los últimos titulares de la iglesia de santa María de la Virtudes de Villamartín (Cádiz). Lo cierto es que lo hacen porque lo han oído de otros que estarán hartos de patronazgo de Santa Ana; a esos les aconsejo que sigan leyendo este artículo hasta el final y luego tomen una determinación sobre cómo hacer a San Sebastián patrón de la Villa.

San Sebastián

Enlazando con lo anterior, me ha llamado la atención un apartado del magnífico artículo titulado “La Virgen de las Montañas” publicado en el año 1975 por Manuel Íñigo Mateos en Cuadernos de la provincia de Cádiz.

En dicho apartado se dicen varias aseveraciones entremezcladas que confunden al lector y que desde este blog queremos comentar.

Son éstas:

[… el patronazgo de Villamartín lo ostenta conjuntamente Santa Ana y San Sebastián y es razonable que así sea porque fueron designados…],

[…Los patronos de Villamartín fueron proclamados hace muchísimos años…],

[…Villamartín -madrugador en este aspecto- tenía sus patronos desde 1598…].

Este blog en este tema va a dejar las transcripciones de los textos del año 1598 y va a comentar el tema con palabras del siglo XXI:

“Nuestros 700 paisanos del último tercio del siglo XVI pidieron a Su Santidad que nombrara abogados seglares de la villa a los dos sacerdotes ordenados “in sacris” porque no tenían abogados y había que salir a otros pueblos a contratarlos. Ya empezaban a tener conciencia de pueblo, por eso demandaban tener abogados y escribanos seglares, así como Patrono y abogado espiritual. Para ello pusieron en marcha la maquinaria como se acostumbraba hacer en los distintos pueblos, se eligieron santos candidatos a Patrono, y en el cabildo de 26 de enero de 1598 fueron ratificados los siguientes candidatos: Santos Felipe y Santiago, Santa Ana madre de María, La invención de la Cruz, San Cristóbal, San Bernabé apóstol, Santo Domingo, San Sebastián, San Roque, San Juan Bautista, San Jonás, San Pedro y Pablo, San Agustín, La Magdalena, San Mateo, Santiago y San Luis Rey de Francia. A petición de los regidores Andrés Gómez de Vera y Francisco López Plata se incorporaron San Juan evangelista, San Francisco, San Jacinto y San Diego. En cabildo de 31 de enero, se incorporaron tres más, San Alfonso, Apóstol San Andrés y San José, padre y esposo de la Santa Familia. A todos estos santos se le dedicaron tres misas cantadas y al finalizar la tercera misa, en la sacristía y en presencia del cabildo se escribieron las papeletas con cada uno de los santos. Se metieron en una urna y el cura que ofició la última misa sacó la papeleta del elegido Patrón o Patrona de la villa”.

Bueno, esto es un pequeño resumen de lo ocurrido, y como sabéis salió Patrona y no Patrón. La Gloriosa y Bienaventurada Santísima Ana fue la que salió por patrona de la villa perpetuamente para siempre jamás.

Como habéis leído, San Sebastián era un candidato, su papeleta fue introducida en la urna como todas las demás, y sólo se sacó una papeleta. Visto lo anterior lo normal es preguntarse por qué hay gente influyente en Villamartín en afirmar, [… el patronazgo de Villamartín lo ostenta conjuntamente Santa Ana y San Sebastián y es razonable que así sea porque fueron designados…], […Los patronos de Villamartín fueron proclamados hace muchísimos años…], […Villamartín -madrugador en este aspecto- tenía sus patronos desde 1598…], si desde entonces hasta hoy no se ha vuelto a hacer otra elección para buscar otro abogado espiritual para la villa.

Santa Ana patrona de Villamartín

Sabemos por documentos históricos citados por autores locales que el santo San Sebastián tenía una ermita al final de la que hoy es llamada calle El Santo, que era bastante querido por la gente en época de epidemias de peste, que fueron varias, y la calle que albergaba su ermita recibió su nombre “Calle San Sebastián”, pero en los archivos históricos municipales no consta ninguna elección más para este motivo desde entonces (año 1598) hasta ahora (año 2023) y en los archivos históricos parroquiales no se ha encontrado hasta la fecha ningún papel que lo certifique, según palabras del fallecido párroco D. José Manuel al que suscribe. Entonces qué… ¿Estamos a lo que nos digan dos o tres?

Estos son los hechos que debemos saber y ahora nos toca a cada uno reflexionar sobre el asunto, pero desde luego no actuar como de un tiempo a acá han hecho los dirigentes de la población respecto a las tradiciones, cultura y ornamentación; unos y sus acólitos, arrimando el ascua a su sardina, y otros, dejando las cosas como están; así, visto desde fuera, Villamartín se va quedando a la cola de los pueblos limítrofes en cuando a tradiciones, cultura y ornamentación. Como muestras:

         Antes y siempre                                      Ahora

         Procesión del Corpus por la tarde                Por la mañana

         Calle Botica                                                 Calle Boticas

         Calle Salto del Pollo                                   Calle Salto del Poyo

         Calle Los Reyes                                          Calle Virgen de los Reyes

         Calle El Rosario                                          Calle Virgen del Rosario

         Calle Salinera                                              Calle Salineras

         Callejón de Parrado                                     Boquete tío parrao

         Edificio Alameda Educación                       Edificio Alameda Oficinas

         Alameda con vistas                                      ¿????????????????

         Ermita Virgen de las Montañas                    Wa lā gāliba illā-llāh

por lo tanto, a Santa Ana lo que es de Santa Ana, a San Sebastián los que es de San Sebastián y a Villamartín lo que es de Villamartín.

jueves, 12 de enero de 2023

Historia n.º 56

1503 un pueblo empieza a moverse

        Próximo ya al mes de febrero de 2023, mes en que se celebra desde bastantes años la fundación de la localidad, he creído conveniente que sepáis algo más de esos primeros pasos que dieron, por un lado, el cabildo de Sevilla, propietario del Campo de Matrera, y por otro, los arrendadores del Campo y pobladores del lugar llamado Villamartín.

     Como es normal estos eventos no se hacen de un día para otro, sino que tienen unas negociaciones previas que debieron realizarse durante el mes de enero de 1503. Lo que se va a contar está recogido en documentos de la época depositados en el Archivo Municipal de Sevilla, de los cuales el blog «VILLAMARTÍN, mil y un historias» posee copias.

     «El día 1 de febrero de 1503, el escribano mayor del Cabildo de Sevilla, D. Juan de Pineda, hacía saber que el día de la fecha se reunió el Cabildo para discutir sobre el arrendamiento del Campo de Matrera a las personas dispuestas a repoblar Villamartín, decidiendo que se les cobre un millón de mrs. al año y que se les impongan ciertas condiciones. Para reunirse con los interesados y recibir todos los documentos necesarios se eligieron como diputados al bachiller Gómez de Melgarejo, lugarteniente de alcalde mayor, a Luis Méndez de Sotomayor, a Fernán Ruiz Cabeza de Vaca, al comendador Alfonso de Santillán, a Francisco Pérez de Ojeda y a Martín de Zumeta, veinticuatros, además de a los jurados Francisco Pinelo, fiel ejecutor, y Juan de Cádiz, dándoles el poder necesario para ello».

         La reunión tuvo lugar y de ella se emitió un informe fechándose el día 18 de febrero de 1503. Dicho informe decía: «,,,informe sobre el acuerdo al que llegaron con Martín Fernández de Morón, vecino de Bornos, en su nombre y en el de los vecinos de las villas que se mencionan y de los que se recogen los poderes que le otorgaron, para concertar el poblamiento de Villamartín con las condiciones que aquí se señalan. Martín Fernández de Morón, en nombre de todos ellos, se comprometió personalmente y a los demás a pagar al Cabildo de Sevilla un millón de maravedíes anuales, perpetuamente, el día de Santa María de agosto por el Campo de Matrera, que se le concede para su aprovechamiento a cambio de poblar Villamartín. El primer pago lo deberán hacer el día de Santa María de agosto de 1504, debiendo abonar la cantidad de un millón y medio de mrs. ya que este contrato tiene validez desde el mes de febrero de 1503, comprometiéndose ambas partes a cumplir las condiciones establecidas el 4 de febrero de 1503 en Sevilla». Con posterioridad, el día de la fecha, ellos se reunieron con Martín Fernández de Morón y Pedro Martínez de Cantillana, vecino de Los Molares, y en virtud de los poderes que estos presentaron de los vecinos que aquí se relacionan, se comprometieron a cumplir igualmente las condiciones establecidas con los representantes de Sevilla respecto al poblamiento de Villamartín.


         «A fecha de 22 de febrero del año en curso, ya habían estado por Villamartín Alfonso de Santillán, veinticuatro, Juan de Cádiz, jurado, Fernando de Vergara y Pedro de Pedraza, partidor, a repartir las caballerías a los pobladores de Villamartín.

         En marzo de 1503, el Cabildo sevillano mandó a Rodrigo de Ballesteros mayordomo del mismo, comprar en presencia de Rodrigo Castaño, jurado y procurador mayor, y de los contadores, todo lo necesario para que el clérigo que ahora se envía a Villamartín pueda celebrar misa ante los vecinos y pobladores de la villa.

         Durante el mes de abril y parte de mayo se dedicaron Pedro de Pedraza y Tomás de Pedraza a repartir las tierras a los pobladores.

         En el mes de junio de 1503 volvieron a Villamartín el comendador Alfonso de Santillán, veinticuatro, Fernando de Vergara y Juan de Cádiz, jurado, a hacer el repartimiento de las caballerías de tierra, otros repartimientos a los pobladores de la villa y para acabar el repartimiento de las tierras a los vecinos.

         En octubre de 1503, el mayordomo sevillano mandó a Juan de Arcos, escribano del rey, vecino de Utrera, a Juan García Ballestero, vecino de Marchena, partidor y medidor de tierras y heredades, a ir a Villamartín a señalar y entregar las tierras a los vecinos que vienen a poblar la villa».

        Los nuevos vecinos de Villamartín no estuvieron exentos de problemas locales, sino que también los tuvieron con los vecinos de los lugares comarcanos, de donde procedían, por cuestión de los herbajes que les exigen y por las molestias que les causan al haber abandonado dichos lugares.

    «En noviembre de 1503, hubo un libramiento del Cabildo a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo, para que pague a Rodrigo Castaño, jurado y procurador mayor, 27.000 mrs. para que los gaste en la limpieza y albañilería de tres puentes en Villamartín, en una barca para pasar el río Guadalete en invierno y para hacer un auditorio en Villafranca de la Marisma, para que puedan juzgar allí los alcaldes del lugar.

     En noviembre, tuvieron que volver Juan de Arcos, escribano del rey, vecino de Utrera, y Juan García Ballestero, vecino de Marchena, partidor y medidor de tierras y heredades, a Villamartín a señalar y entregar las tierras a los vecinos que vienen a la villa a poblarla. El dinero que se les pagó fue además de otros 20 días que ya se les libraron.

     En estas fechas ya existía un padrón de vecinos de la nueva población de Villamartín, junto con otro de las tierras y términos con descripción de ellas, medidas y calidad de cada parcela; y la valoración y repartimiento de las hazas del Campo de Matrera entres los vecinos de Villamartín.

     En febrero de 1504, hubo un libramiento del Cabildo sevillano a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo de 1503, para que pagase a Juan de Cádiz, jurado, 900 mrs. por nueve días y a Fernando de Vergara, 1.000 mrs. por cinco días que necesitaron para hacer el repartimiento de las tierras del Campo de Matrera para los vecinos de Villamartín.

     Ese mismo mes el Cabildo sevillano envió a Villamartín durante 15 días por lo menos al bachiller Francisco de Millares, asesor de los alcaldes ordinarios, para responder por los vecinos a cualesquier demandas o requerimientos que Pedro de Pernía, vecino de Jerez de la Frontera, les ponga sobre el servicio y montazgo que les demanda».

    Debéis de saber que algunas partes del Campo de Matrera fueron arrendadas por el Cabildo de Sevilla a vecinos comarcanos al Campo de Matrera, «por eso sobre el mes de junio de 1504 hubo una notificación de Luis de Porras, lugarteniente del escribano mayor del Cabildo, a los contadores informándoles que el día de la fecha se estudió en el Cabildo un informe del comendador Alfonso de Santillán, veinticuatro, de Juan de Cádiz, jurado, y de Fernando de Vergara sobre lo que debían de pagar los dueños de los ganados que estuvieron en el Campo de Matrera. Como el Cabildo ha decidido aceptarlo les ordena averiguar cuánto supone lo que cada una de las personas contenidas en el informe deberá pagar, y hacer cargo a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo, del dinero y de su cobro. El informe del comendador Alfonso de Santillán, veinticuatro, Juan de Cádiz, jurado, y Fernando de Vergara informaba al Cabildo sobre lo que deberán pagar los dueños de los ganados que estuvieron en el Campo de Matrera, señalándose el tiempo total del arrendamiento, para establecer las cantidades que les corresponde según lo acordado en los distintos contratos de arrendamiento.

      También se decía lo que deben pagar los arrendadores del donadío de Majada Alta con la fuente de la Cueva, arrendado el 15 de marzo de 1503 y lo que deben pagar los arrendadores de las tierras de la cordillera de Matrera, arrendadas el 10 de marzo de 1503.

     En agosto de 1504, se mandó a Villamartín a Juan de Noreña, obrero de las labores, ordenándole hacer construir una audiencia en Villamartín donde puedan juzgar los alcaldes de la villa. Se ordena a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo, hacerse cargo de los gastos y a los contadores recibirle la cantidad total en cuenta al mayordomo. A finales de agosto decía Rodrigo Ballesteros que de los arrendadores de Villamartín solo había recibido 946.470 mrs. quedando por tanto 536.515 mrs. por cobrarles.

     En diciembre de este año, el mayordomo de Villamartín, Pedro García Saborido hizo unos gastos autorizados por Rodrigo Castaño, jurado y contador mayor y también lo que pagó a la iglesia, sumando un total de 17.015 mrs. Esta suma fue descontada al Concejo de Villamartín del millón de maravedíes que anualmente debe pagar a Sevilla».

     Como habéis observado, hay varios personajes que se van repitiendo en los distintos documentos, y es que los arrendadores del Campo de Matrera y pobladores de Villamartín no llegaron todos a la misma vez, sino que cuando se sabía que un grupo había llegado se mandaba a Villamartín los correspondientes repartidores veinticuatro, mayordomo, partidores, medidores, jurador… con sus correspondientes mandatos del Cabildo sevillano y luego se les pagaba por sus trabajos.

     Quizás los personajes que más repitieron las idas y venidas desde Sevilla a Villamartín y viceversa, fueron Alfonso de Santillán, veinticuatro, Juan de Cádiz, jurado, y Fernando de Vergara, partidor. Eran grandes conocedores del Campo de Matrera, sobre todo Alonso de Santillán que además de «veynte quatro» era comendador y alcaide del Castillo de Matrera, castillo que, aunque estaba en el término, no formaba parte del arrendamiento del Campo de Matrera.

     Hasta aquí nuestra historia del momento. Espero que con esto suméis un poco más a vuestro conocimiento sobre el tema de lo que iba ocurriendo en la vida de los primeros pobladores durante estos dos primeros años. En próximas historias continuaremos desde el año 1505.