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lunes, 24 de abril de 2023

Historia n.º 62

 San Sebastián, patrón defensor de la peste

 en Villamartín

        En Villamartín apenas queda ya rastro devocional del culto exitoso que se le rindió a San Sebastián en el pasado. Desde la Edad Media, este santo, que en el padecimiento de su brutal martirio fue tirado a una cloaca, se especializó en proteger milagrosamente a las poblaciones, por las que intermediaba librándolas de los mortíferos efectos de las epidemias de peste. Es así como se hizo popular en toda Europa. Desde el último tercio del siglo XV, se prodigaron «Las pestes» en demasía, registrándose no pocas durante el transcurso del XVI y buena parte del XVII. Las grandes pestilencias coincidieron históricamente con agudas crisis existenciales, por lo que los pobladores de la principal metrópolis del mundo, ampliamente atendidos espiritual y pastoralmente por miles de clérigos e infinidad de iglesias, ermitas, hospitales y conventos, entendieron que el cataclismo provenía como consecuencia de sus pecados. Era un castigo de Dios.

        «Desde el año 1502, escribió el cronista don Andrés Bernáldez, comenzaron a haber muchas hambres y muchas enfermedades de modorra y pestilencia (2), hasta este de 1507 que comenzó en el mes de enero (./...). Murieron mucha gente. En este lugar donde yo estuve, escapamos yo y el sacristán heridos y sangrados cada dos veces, y fináronse cuatro mozos que andaban en la Iglesia, que no escapó ninguno. Y de quinientas personas que había en mi parroquia de este lugar (Los Palacios), se finaron ciento y sesenta, entre chicos y grandes. Todas las mujeres que criaban y daban leche escaparon, y si moría una era entre ciento».
            

        En Villamartín muchos cadáveres de los apestados se sepultaban en las inmediaciones de la ermita de San Sebastián, un pequeño templo situado al final de los números pares de la calle El Santo. Hoy esa ermita no existe, sólo hay una pequeña hornacina que contiene una pequeña cruz en recuerdo de ella en la fachada de la casa número 94B de la citada calle.  Podemos decir algunas cosas sobre la ermita: perteneció siempre al cabildo de la villa, en el año 1676 era un edificio ruinoso pretendiendo varios vecinos su adquisición hasta que en el año 1842 se vendió, el 25 de octubre de 1832 el administrador de las rentas del convento de San Juan de Dios de la villa solicitó permiso para trasladar la cruz de San Sebastián al frente de su Ermita, y se comenta que posiblemente, el lienzo sobre el martirio de San Sebastián que está al lado de la puerta de la sacristía de nuestra iglesia parroquial, formaba parte del retablo de la ermita. En el Archivo Histórico Parroquial existe más información sobre esta ermita, intentaremos llegar a ellos para que podáis conocer todo lo relativo a esta ermita.

        Una clara muestra de la estrecha vinculación del santo con la religiosidad popular villamartinense son los cuantiosos individuos de Villamartín que llevan su nombre y la rotulación de la mejor calle del pueblo con el nombre de San Sebastián (hoy calle El Santo) hasta el 20 de julio de 1886 que empezó a llamarse Álvarez Troya. También hay que recordar que, al comienzo de la segunda mitad del siglo XX, Villamartín le puso el nombre de San Sebastián a una de sus nuevas barriadas.

        San Sebastián fue un soldado romano, que vivió en el siglo III, y fue martirizado por no renunciar a la fe cristiana. Sobrevivió al primer martirio, en el que fue asaetado con flechas sobre su cuerpo desnudo. Volvió a retar al emperador de Roma, quien decretó que fuese apaleado. Tras ser arrojado a un husillo, se apareció en sueños a Santa Lucía para señalar dónde se hallaba su cuerpo. Es el defensor contra la peste más prestigioso que hubo en la Edad Media. Al significarse por ayudar a los cristianos, el Papa Cayo lo nombró «Defensor de la Iglesia». Iconográficamente, se ha concebido con rostro y cuerpo joven, casi desnudo, atado a un árbol, traspasado por las flechas punzantes.

        Según el profesor Sánchez Herrero, en el siglo XVI existieron en muchos pueblos del antiguo Reino de Sevilla ermitas y hospitales consagrados a San Sebastián, en donde curiosamente radicaron también cofradías de Vera Cruz. El trajín de la época de viajeros por aquí y por allá y la carrera de Indias incidió notablemente en la propagación vertiginosa de los contagios de pestilencias. Aquel fenómeno calamitoso suscitó una angustiosa temeridad y los ayuntamientos de innumerables localidades proclamaron patrón a San Sebastián en los primeros años de «La Peste».

        Es patrón, entre otros municipios, de Puebla del Río, Marchena, Lora del Río, Fuentes de Andalucía, Camas, Tomares, Los Molares, Villafranca de la Marisma, Brenes, Cantillana, Puerto Real y Trebujena.

        Villamartín decidió tener patrón en el año 1589 y para ello puso en marcha el mecanismo que se usaba en la época. Un resumen de ese mecanismo es este (3): se eligieron los santos «candidatos» por los vecinos, se hicieron las tres misas reglamentarias y al final de la tercera, se eligió democráticamente al Patrón. Y como ustedes saben salió como «Patrón/a» la Santísima Santa Ana, madre de la Virgen María.

        En Villamartín hay muchos vecinos que de oída dicen que la calle El Santo se le ha llamado desde siempre Calle del Santo Patrón San Sebastián. En esas seis palabras escritas en negritas sobra una, Patrón, porque, en la elección no salió San Sebastián como patrón y, por tanto, quedaría así: Calle del Santo San Sebastián, patrón defensor de la peste. Investigación ha habido posterior a la fecha de 1598 y no se ha encontrado verificación del patronazgo de San Sebastián en Villamartín, pero ganas de ello sí ha habido. Pese a quién le pese, el cabildo municipal de Villamartín sólo ha celebrado, año tras año, desde 1598 el patronazgo de Santa Ana y desde comienzo del siglo XX la fiesta de la Virgen de las Montañas, y la prueba está en las actas capitulares de la villa que se pueden leer en el Archivo Municipal de Villamartín. Como constancia de ese deseo lo podemos encontrar el día 15 de enero de 1969 en cabildo ordinario: «Se da lectura a comunicación del Rvdo. Cura Párroco de esta localidad, D. José M. Álvarez Benítez, en la que expone que ha decaído notoriamente la devoción al Santo Patrón San Sebastián cuyas fiestas según constan en los archivos, revistieron en otros tiempos gran solemnidad, y proponiendo al Ayuntamiento la posibilidad de restablecer de algún modo aquel antiguo esplendor, acordándose por unanimidad, tomar en consideración las referidas manifestaciones y que debido a la proximidad de estas fiestas, no será posible en este año otra cosa que invitar a la población a que asista a la misa solemne que la Corporación ofrece anualmente con este motivo pasando este asunto a la comisión municipal de festejos para que juntamente con la parroquia estudie la organización que en años venideros pueda darse a esta fiesta, para que recobre su antiguo esplendor».

        Inevitablemente el Rvdo. Cura ya no está entre nosotros y no se puede defender; de la citada comunicación se puede decir muchas cosas, pero creo que de momento es suficiente decir: primero, que lo asesoraron mal y se equivocó de Santo y en vez de decir: «…devoción a la Patrona Santa Ana cuyas fiestas…» dijo lo de San Sebastián; y segundo, que en las citadas actas capitulares no hay constancia de ninguna petición anual por parte de la Corporación de misa solemne con motivo del Santo Sebastián.    

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1 Andrés Bernáldez, conocido como el cura de los Palacios, fue un eclesiástico e historiador español. Fue capellán de Diego de Deza, arzobispo de Sevilla.

2 Enfermedad epidémica contagiosa que provoca una gran mortandad y, en particular, la causada por la bacteria Yersinia pestis y caracterizada por fiebre, escalofríos, náuseas, cefaleas, debilidad y bobones en diferentes partes del cuerpo.

3 Véase «52 historias de la Villa de Villamartín», historia número 12.

 

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