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miércoles, 21 de junio de 2017

Historia n.º 14 ¡Protesto!


¡Protesto!

Esta protesta que se lanza en la Historia nº 27 no se sabe si tendrá acogida en donde corresponda y a quién corresponda y si tendrá muchos seguidores. Lo cierto es que durante 155 años se ha ido celebrando la procesión del Santísimo Corpus Cristi por la tarde, y no por la mañana como ocurre desde hace dos años.
Una tradición de 155 años que nos hacía singulares a la vista de otros pueblos y sin saber por qué esta tradición se rompe y a cuento de qué. Alguien debe dar una buena explicación.
Retrato del Cardenal Manuel Joaquín
Tarancón y Morón
Los señores que tomaron la decisión deberían saber que el 7 de junio de 1860 la Corporación Municipal reunida en Cabildo ordinario consideró que por la situación geográfica del pueblo, rodeado por una extensa campiña bastante baja y exhausta de arbolado por la poca elevación de las casas y la diáfana anchura de las calles la acción del calórico era tan activa en el presente mes, que no era posible directamente recibir los rayos solares mucho tiempo sin exponerse a contraer peligrosas enfermedades, principalmente aquellas personas poco acostumbradas a su influjo; y careciendo de medios la Corporación para entoldar, como en otras partes, la carrera de la procesión del Santísimo Corpus Cristi, por lo que se observaba ser ésta generalmente poco concurrida sin que tal circunstancia pudiera atribuirse a tibieza en el fervor religioso de estos habitantes; acordaron de unánime conformidad, que se dirigiera oficio desde luego al Excmo. Sr. Cardenal Arzobispo de la diócesis, rogándole que teniendo en consideración estas razones y otras que podrían explanársele, se sirviera disponer que la citada procesión se verifique en los años sucesivos por regla general a las seis por lo menos de la tarde, en vez de las altas horas de la mañana en que actualmente se celebraba con el inconveniente que quedaba demostrado, y que se había tocado en el presente año más que nunca, y que para que así tenga efecto como esperaba la Corporación se dignara dar su orden con oportunidad al Sr. Arcipreste de esta villa.
            La orden que esperaba la Corporación tardó un poquito en llegar. En aquellos tiempos la Diócesis de Sevilla estaba a cargo del Excmo. Sr. Cardenal D. Manuel Joaquín Tarancón y Morón. En Cabildo ordinario celebrado en domingo día 19 de mayo de 1861, el secretario del mismo escribía que el Ayuntamiento había quedado enterado con satisfacción de un oficio del Excmo. Sr. Cardenal Arzobispo de la diócesis, con fecha de 15 del mes que transcurría, manifestado haber accedido a los deseos de esta Corporación para que se variara la hora de salida de la procesión del Corpus Cristi, trasladándose a las de la tarde, en la inteligencia de que al anochecer debería haber regresado al templo.

              Como se ha visto es una “gracia” concedida por el Excmo. Sr. Cardenal Arzobispo de la diócesis a este pueblo que se ha venido respetando año tras año, y año tras año se ha ido mejorando la procesión del día del Corpus. La Corporación de 1860 tenía mucha razón al decir que la procesión por la mañana: “se observaba ser ésta generalmente poco concurrida”.
 
            Y, eso ocurrirá, porque ya hay otra protesta como la de Cándido en “La ventana de Villamartín”: “Este año la procesión del Corpus ha sido, de mucho calor. Los costaleros han aguantado como han podido, con los laterales subidos para que entrara más aire, en cada parada las mujeres con sus abanicos intentando refrescarlos... ¡Hasta el cura ha aguantado! Padre D. JUAN FRANCO. Los niños de la primera comunión se refugiaban, en cada sombra que veían... Al final todo bien, ha transcurrido sin incidencia. Mi opinión es que no hay que llegar a estos extremos de calor. Se puede cambiar el horario y hacerlo por la tarde o hacerlo más temprano, en fin, hay dejo la polémica pero que deberían de buscarle una solución para el año que viene. (Ojo esto es solo mi humilde opinión)”.

Para las personas que no viven o llevan poco tiempo viviendo en la villa de Villamartín esta Historia la pasarán de largo, pero para las que son o llevan toda su vida viviendo en el pueblo y le pisotean una de las pocas “gracias” concedidas, de las escasas tradiciones con que se cuenta en la población, es para que lloren por no decir otra cosa más gorda.
            Se termina esta protesta recordándole con mucho cariño a Cándido el refrán que dice: “Dónde hay patrón, no manda marinero”.