Breves historias de Villamartín (Cádiz) por Jerónimo Armario Medina
casa topete
jueves, 25 de abril de 2024
sábado, 20 de abril de 2024
viernes, 29 de marzo de 2024
Historia nº. 73
Cosas de
Villamartín
Del
libro «52 historias de la Villa de Villamartín» sacamos que, sobre la década
del año 1860, la corporación del cabildo villamartinense se propuso que la
carretera de 2º orden, Jerez-Ronda, que se estaba construyendo y prácticamente
estaba llegando a Villamartín pasara por el centro del pueblo. Para ello,
solicitaron a través del Diputado a Cortes del Distrito D. Idelfonso Núñez del
Prado, que el gobierno construyera una rampa que saliera de la calle El Santo
(antes calle San Sebastián), bajara por lo que hoy día es la calle Areniscos y
empalmara en el sitio de la Tenería con dicha carretera.
Después
de muchos papeleos y tiras y aflojas esa rampa que se pretendía no llegó a su
fin y la carretera no cruzó el pueblo como se presumía, pero la pretensión no
cayó en saco roto. Así, hacia el año 1926 (datos tomados del libro «Historia de
la Calles, Plazas y Paseos de la Villa de Villamartín), surgió de nuevo la idea
de enlazar la carretera con el pueblo y se ideó el camino vecinal desde el
matadero a la Tenería.
El
alcalde presidente en aquellos momentos, D. Sebastián Peña Gómez, el teniente
alcalde D. Eduardo Jarén Pavón y el capitular D. Manuel Jiménez Maza fueron los
encargados por el cabildo para fijar el lugar de emplazamiento y resolver todo
cuanto con este asunto se relacionase. Tarea a la que se dedicaron plenamente
los tres anteriores y sus sucesores en los cargos hasta el día 24 de enero del
año 1955; en ese día el alcalde D. Adolfo Blanco comunicaba a la corporación
que tras diversas obras quedaría listo para su inauguración el camino vecinal
como Avenida. En ese mismo día y cabildo se exaltó la figura de D. Manuel
Jiménez Maza como concejal de su época, iniciador e infatigable animador de
toda obra pública orientada a hacer de Villamartín el más admirado pueblo de la
sierra. Se le nombró Hijo Predilecto y se rotuló el camino vecinal del Matadero
a la Tenería convertido en avenida como Avenida de D. Manuel Jiménez Maza.
La Avenida Manuel Jiménez Maza estuvo llamándose así durante treinta y cuatro años, pero como ocurre en tantos sitios de la geografía andaluza, Villamartín no iba a ser menos, a finales del año 1989 de un plumazo y arbitrariamente la avenida se quedó sin el nombre de la persona que la ideó, trabajó, modeló y sufrió. Tomó el nombre de Avenida de la Feria. La frase que tantas veces hemos leído y oído cuando se rotulaba una calle con el nombre de algún vecino «…para así perpetuar su recuerdo a las futuras generaciones de la Villa…» quedó definitivamente zanjada y finiquitada aquí. Esta manera de actuar es más frecuente de lo que creemos porque de un tiempo a acá se entra en la política como medio de vida y subsistencia y no como servicio al pueblo, a los demás. Se está más pendiente de asuntos que dan votos y se apartan asuntos como los que exponemos aquí o similares que sólo les generan quebraderos de cabeza.
Hoy
día, la actual Avenida de la Feria está presidida por un pedestal con un busto
y delante de este hay una especie de jardinera compuesta con muy mal gusto. (Ya
han preguntado varias personas a este blog, que si allí está enterrado el señor
del busto).
Y
si la jardinera está hecha con muy mal gusto, ¿qué podemos decir de la
colocación del busto? Los méritos de D. Cristóbal Ramos Armario para presidir
algo estarán para hacerlo en otro sitio, en ese no. Ese sitio estaría reservado
en todo caso para alguien íntimamente ligado y relacionado con la Avenida. Aquí
se ha actuado sin inteligencia racional. Se quita al creador y se pone a otro
que no tiene nada que ver con el asunto. Al impulsor de la idea no tuvo un buen
día, por decir algo de él.
Pero
querido lector, no te preocupes. Aquí en Villamartín no va a descolocarse nada
por mucho que se diga, ¡con la iglesia hemos topado! La jardinera seguirá colocada
allí con el mismo mal gusto; el busto de D. Cristóbal seguirá en el mismo sitio;
la procesión del Corpus se hará por la mañana, cuando más calor hace y no por
la tarde como siempre se hizo; la calle Botica seguirá como calle Boticas; la
calle Salto del Pollo, que siempre se ha llamado así (y si no, que se lo
pregunten a Julián), continuará como calle del Poyo; la calle Salinera seguirá
como calle Salineras; la calle Los Reyes continuará como calle Virgen de Los
Reyes; la calle El Rosario (objeto) seguirá rotulada Virgen del Rosario
(persona); si quieres vivir muchos años te vas a la Alameda, que allí vivirás
eternamente, no pasa el tiempo, el reloj marca siempre la misma hora; la Plaza del
Ayuntamiento continuará sin rótulo que la identifique…
Nota.- Si alguien quiere
comprobar lo dicho sobre el nombre de las calles puede hacerlo en el libro de
actas del cabildo del año 1989, y más en concreto el 30 de noviembre de 1989.
viernes, 1 de marzo de 2024
lunes, 5 de febrero de 2024
Historia n.º 72
lunes, 8 de enero de 2024
Historia n.º 71
El Reloj
del Ayuntamiento
No todas las gentes de Villamartín saben que además de los tres relojes públicos existentes, el de la torre de la parroquia, el de la torre de San Francisco (1) y, el del edificio de la Alameda, existió otro, un cuarto, que corrió con la misma suerte que la plaza de El Oriente.
Como
todo el mundo sabe, la Segunda República española, cuyo nombre oficial era
República Española, fue el régimen democrático que existió en España entre
el 14 de abril de 1931 y el 1 de abril de 1939. Pues bien, a partir del 14
de abril de 1931 la vida política del pueblo fue dirigida por una gestora hasta
nuevas elecciones. Elecciones que dieron como resultado que el 14 de junio de ese
año tuviésemos Corporación republicana.
Un
oriundo de Algatocín (Málaga) procedente de Algodonales (Cádiz), casado y con
siete hijos y residente 11 años, fue elegido como alcalde de Villamartín: D.
Andrés Piña Pacheco.
Entre
otras cosas, expuso por escrito al Ayuntamiento antes de que acabase el año
1931: «La importancia y las necesidades de una población de un censo
considerable como lo es la de Villamartín venían reclamando desde hace algún
tiempo el establecimiento de un reloj público que colocado en la fachada de la
Casa Consistorial le ponga a tono con otras poblaciones de su misma categoría,
más urbanizada en este aspecto. Fundado en estas consideraciones, el alcalde
que suscribe propone al Ayuntamiento la adquisición con el fin indicado de un
reloj procedente de la fábrica de campanas y relojes de torres de los Sres.
Roses Hermanos, de Valencia de un reloj de las siguientes características y
precio:
-
Reloj
máquina 2500
Ptas.
-
Campanas
de 200, 75 y 25 kg. 2500
Ptas.
-
Esfera
y agujas 1200
Ptas.
-
Pesas
motor 630 Ptas.
-
Torre
hierro forjado 990 Ptas.
-
Cables
metálicos 350 Ptas.
-
Engranes
de ángulos
280 Ptas.
-------------
Total 8450 Ptas.
No obstante, el Ayuntamiento acordará como siempre lo más acertado y conveniente a los intereses de la Villa. Casas Consistoriales 2 de diciembre de 1931. Andrés Piña. [Rubricado]».
Terminada que
fue la lectura del expuesto, previa la disposición conveniente y por unanimidad
de los Sres. Concejales el Ayuntamiento acordó: aprobar en todas sus partes el
expuesto de referencia y en su virtud adquirir de la Casa Roses Hermanos el reloj
de torre de que se trataba por la suma de ocho mil cuatrocientas cincuenta
pesetas que se abonarían en tres plazos: el primero, al efectuarse la
instalación del reloj; el segundo, a los dos meses de aquella; y el tercero, a
los cuatro meses de la instalación repetida; facultando ampliamente a la
alcaldía para que pudiera autorizar el oportuno contrato de compra con la Casa
citada.
A los efectos
del Estatuto Municipal, el secretario advirtió a la Corporación, antes de tomarse
el anterior acuerdo, la necesidad de celebrar el oportuno concurso para la
compra del reloj de torre de que se dejaba hecho mérito por exceder la cuantía
del gasto, del fijado por la ley para que aquella pudiera ser concertada directamente.
El correspondiente contrato se realizó como pueden ustedes comprobar en los dos recortes de fotografías expuestos.
El 29 de abril de año 1932 se dio cuenta de una carta de la fábrica de campanas y relojes de torres de Roses Hermanos, de 21 de los corrientes interesándose que dijesen si se encontraban muy adelantadas las obras para la instalación del reloj de torre adquirido por la Corporación municipal, acordando los Sres. Concejales contestar el referido asunto en el sentido de que se emprendiera el envío del repetido reloj en el mes de junio próximo.
Examinadas las actas capitulares de todo el año, no se ha encontrado ninguna reseña más sobre el asunto hasta llegar al cabildo de 16 de febrero de 1934, en el cual se vuelve a leer otra carta de los Sres. Roses Hermanos de Valencia, relativa a contrato que se le tenía hecho para la instalación de reloj público, en esta Villa; acordándose responder con vista del dictamen que emitiesen los Sres. de la Comisión de Hacienda respecto al asunto.
No se sabe lo que respondieron, lo cierto es que en octubre del mismo año tenemos que por unanimidad se acordó aceptar la renuncia que de su cargo de encargado del reloj público de esta villa tenía presentada D. Fernando Parra Coronado, y que hasta tanto se previera el mismo con las formalidades legales, designar para desempeñar el cargo vacante a D. Cándido Romero Díaz.
En el mes siguiente se vuelve a hablar del caso anterior, pero no de la instalación del reloj de torre: Cabildo 01-11-1934, se dio cuenta a los Sres. concejales del escrito que al Ayuntamiento dirige el vecino de ésta José López Salas solicitando ser nombrado encargado del reloj público de la población. Los Sres. concurrentes acordaron por unanimidad desestimar dicho escrito, por encontrarse ocupado el cargo por D. Cándido Romero Díaz, cuyo nombramiento se acordó provisionalmente en sesión de 26 de octubre pasado, y se ratificaba+ en esta, con carácter interino.
Como era de esperar, antes tantos aplazamientos y tantas dejadeces el asunto fue diluyéndose como una cucharada de azúcar en un cubo de agua. La plaza de El Oriente tuvo el mismo fin que el reloj público de torre de Reses Hermanos de Valencia.
Notas: (1) El reloj de San Francisco existe, aunque no se vea. Está colocado detrás de la espadaña del antiguo convento y da las campanadas para lo oficios religiosos y las horas (cuando le dan cuerda).