1503 un
pueblo empieza a moverse
Próximo ya al mes de
febrero de 2023, mes en que se celebra desde bastantes años la fundación de la
localidad, he creído conveniente que sepáis algo más de esos primeros pasos que
dieron, por un lado, el cabildo de Sevilla, propietario del Campo de Matrera, y
por otro, los arrendadores del Campo y pobladores del lugar llamado Villamartín.
Como es normal estos
eventos no se hacen de un día para otro, sino que tienen unas negociaciones
previas que debieron realizarse durante el mes de enero de 1503. Lo que se va a
contar está recogido en documentos de la época depositados en el Archivo
Municipal de Sevilla, de los cuales el blog «VILLAMARTÍN, mil y un historias»
posee copias.
«El día 1 de febrero de
1503, el escribano mayor del Cabildo de Sevilla, D. Juan de Pineda, hacía saber
que el día de la fecha se reunió el Cabildo para discutir sobre el
arrendamiento del Campo de Matrera a las personas dispuestas a repoblar
Villamartín, decidiendo que se les cobre un millón de mrs. al año y que se les
impongan ciertas condiciones. Para reunirse con los interesados y recibir todos
los documentos necesarios se eligieron como diputados al bachiller Gómez de
Melgarejo, lugarteniente de alcalde mayor, a Luis Méndez de Sotomayor, a Fernán
Ruiz Cabeza de Vaca, al comendador Alfonso de Santillán, a Francisco Pérez de
Ojeda y a Martín de Zumeta, veinticuatros, además de a los jurados Francisco
Pinelo, fiel ejecutor, y Juan de Cádiz, dándoles el poder necesario para ello».
La reunión tuvo lugar y de
ella se emitió un informe fechándose el día 18 de febrero de 1503. Dicho
informe decía: «,,,informe sobre el acuerdo al que llegaron con Martín
Fernández de Morón, vecino de Bornos, en su nombre y en el de los vecinos de
las villas que se mencionan y de los que se recogen los poderes que le
otorgaron, para concertar el poblamiento de Villamartín con las condiciones que
aquí se señalan. Martín Fernández de Morón, en nombre de todos ellos, se
comprometió personalmente y a los demás a pagar al Cabildo de Sevilla un millón
de maravedíes anuales, perpetuamente, el día de Santa María de agosto por el Campo
de Matrera, que se le concede para su aprovechamiento a cambio de poblar
Villamartín. El primer pago lo deberán hacer el día de Santa María de agosto de
1504, debiendo abonar la cantidad de un millón y medio de mrs. ya que este
contrato tiene validez desde el mes de febrero de 1503, comprometiéndose ambas
partes a cumplir las condiciones establecidas el 4 de febrero de 1503 en
Sevilla». Con posterioridad, el día de la fecha, ellos se reunieron con
Martín Fernández de Morón y Pedro Martínez de Cantillana, vecino de Los
Molares, y en virtud de los poderes que estos presentaron de los vecinos que
aquí se relacionan, se comprometieron a cumplir igualmente las condiciones
establecidas con los representantes de Sevilla respecto al poblamiento de
Villamartín.
«A fecha de 22 de febrero
del año en curso, ya habían estado por Villamartín Alfonso de Santillán,
veinticuatro, Juan de Cádiz, jurado, Fernando de Vergara y Pedro de Pedraza,
partidor, a repartir las caballerías a los pobladores de Villamartín.
En marzo de 1503, el
Cabildo sevillano mandó a Rodrigo de Ballesteros mayordomo del mismo, comprar en
presencia de Rodrigo Castaño, jurado y procurador mayor, y de los contadores,
todo lo necesario para que el clérigo que ahora se envía a Villamartín pueda
celebrar misa ante los vecinos y pobladores de la villa.
Durante el mes de abril y
parte de mayo se dedicaron Pedro de Pedraza y Tomás de Pedraza a repartir las
tierras a los pobladores.
En el mes de junio de 1503
volvieron a Villamartín el comendador Alfonso de Santillán, veinticuatro,
Fernando de Vergara y Juan de Cádiz, jurado, a hacer el repartimiento de las
caballerías de tierra, otros repartimientos a los pobladores de la villa y para
acabar el repartimiento de las tierras a los vecinos.
En octubre de 1503, el
mayordomo sevillano mandó a Juan de Arcos, escribano del rey, vecino de Utrera,
a Juan García Ballestero, vecino de Marchena, partidor y medidor de tierras y
heredades, a ir a Villamartín a señalar y entregar las tierras a los vecinos
que vienen a poblar la villa».
Los nuevos vecinos de
Villamartín no estuvieron exentos de problemas locales, sino que también los
tuvieron con los vecinos de los lugares comarcanos, de donde procedían, por
cuestión de los herbajes que les exigen y por las molestias que les causan al
haber abandonado dichos lugares.
«En noviembre de 1503,
hubo un libramiento del Cabildo a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo, para que
pague a Rodrigo Castaño, jurado y procurador mayor, 27.000 mrs. para que los gaste
en la limpieza y albañilería de tres puentes en Villamartín, en una barca para
pasar el río Guadalete en invierno y para hacer un auditorio en Villafranca de
la Marisma, para que puedan juzgar allí los alcaldes del lugar.
En noviembre, tuvieron que
volver Juan de Arcos, escribano del rey, vecino de Utrera, y Juan García
Ballestero, vecino de Marchena, partidor y medidor de tierras y heredades, a
Villamartín a señalar y entregar las tierras a los vecinos que vienen a la
villa a poblarla. El dinero que se les pagó fue además de otros 20 días que ya
se les libraron.
En estas fechas ya existía
un padrón de vecinos de la nueva población de Villamartín, junto con otro de
las tierras y términos con descripción de ellas, medidas y calidad de cada
parcela; y la valoración y repartimiento de las hazas del Campo de Matrera
entres los vecinos de Villamartín.
En febrero de 1504, hubo
un libramiento del Cabildo sevillano a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo de
1503, para que pagase a Juan de Cádiz, jurado, 900 mrs. por nueve días y a
Fernando de Vergara, 1.000 mrs. por cinco días que necesitaron para hacer el
repartimiento de las tierras del Campo de Matrera para los vecinos de
Villamartín.
Ese mismo mes el Cabildo
sevillano envió a Villamartín durante 15 días por lo menos al bachiller
Francisco de Millares, asesor de los alcaldes ordinarios, para responder por
los vecinos a cualesquier demandas o requerimientos que Pedro de Pernía, vecino
de Jerez de la Frontera, les ponga sobre el servicio y montazgo que les demanda».
Debéis de saber que
algunas partes del Campo de Matrera fueron arrendadas por el Cabildo de Sevilla
a vecinos comarcanos al Campo de Matrera, «por eso sobre el mes de junio de
1504 hubo una notificación de Luis de Porras, lugarteniente del escribano mayor
del Cabildo, a los contadores informándoles que el día de la fecha se estudió
en el Cabildo un informe del comendador Alfonso de Santillán, veinticuatro, de
Juan de Cádiz, jurado, y de Fernando de Vergara sobre lo que debían de pagar
los dueños de los ganados que estuvieron en el Campo de Matrera. Como el
Cabildo ha decidido aceptarlo les ordena averiguar cuánto supone lo que cada
una de las personas contenidas en el informe deberá pagar, y hacer cargo a
Rodrigo de Ballesteros, mayordomo, del dinero y de su cobro. El informe del
comendador Alfonso de Santillán, veinticuatro, Juan de Cádiz, jurado, y
Fernando de Vergara informaba al Cabildo sobre lo que deberán pagar los dueños
de los ganados que estuvieron en el Campo de Matrera, señalándose el tiempo
total del arrendamiento, para establecer las cantidades que les corresponde
según lo acordado en los distintos contratos de arrendamiento.
También se decía lo que
deben pagar los arrendadores del donadío de Majada Alta con la fuente de la
Cueva, arrendado el 15 de marzo de 1503 y lo que deben pagar los arrendadores
de las tierras de la cordillera de Matrera, arrendadas el 10 de marzo de 1503.
En agosto de 1504, se
mandó a Villamartín a Juan de Noreña, obrero de las labores, ordenándole hacer
construir una audiencia en Villamartín donde puedan juzgar los alcaldes de la
villa. Se ordena a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo, hacerse cargo de los
gastos y a los contadores recibirle la cantidad total en cuenta al mayordomo. A
finales de agosto decía Rodrigo Ballesteros que de los arrendadores de
Villamartín solo había recibido 946.470 mrs. quedando por tanto 536.515 mrs.
por cobrarles.
En diciembre de este año,
el mayordomo de Villamartín, Pedro García Saborido hizo unos gastos autorizados
por Rodrigo Castaño, jurado y contador mayor y también lo que pagó a la
iglesia, sumando un total de 17.015 mrs. Esta suma fue descontada al Concejo de
Villamartín del millón de maravedíes que anualmente debe pagar a Sevilla».
Como habéis observado, hay
varios personajes que se van repitiendo en los distintos documentos, y es que
los arrendadores del Campo de Matrera y pobladores de Villamartín no llegaron
todos a la misma vez, sino que cuando se sabía que un grupo había llegado se mandaba
a Villamartín los correspondientes repartidores veinticuatro, mayordomo,
partidores, medidores, jurador… con sus correspondientes mandatos del Cabildo
sevillano y luego se les pagaba por sus trabajos.
Quizás los personajes que más
repitieron las idas y venidas desde Sevilla a Villamartín y viceversa, fueron Alfonso
de Santillán, veinticuatro, Juan de Cádiz, jurado, y Fernando de Vergara,
partidor. Eran grandes conocedores del Campo de Matrera, sobre todo Alonso de
Santillán que además de «veynte quatro» era comendador y alcaide del Castillo
de Matrera, castillo que, aunque estaba en el término, no formaba parte del
arrendamiento del Campo de Matrera.
Hasta aquí nuestra
historia del momento. Espero que con esto suméis un poco más a vuestro conocimiento
sobre el tema de lo que iba ocurriendo en la vida de los primeros pobladores
durante estos dos primeros años. En próximas historias continuaremos desde el
año 1505.