Cosas de
Villamartín
Del
libro «52 historias de la Villa de Villamartín» sacamos que, sobre la década
del año 1860, la corporación del cabildo villamartinense se propuso que la
carretera de 2º orden, Jerez-Ronda, que se estaba construyendo y prácticamente
estaba llegando a Villamartín pasara por el centro del pueblo. Para ello,
solicitaron a través del Diputado a Cortes del Distrito D. Idelfonso Núñez del
Prado, que el gobierno construyera una rampa que saliera de la calle El Santo
(antes calle San Sebastián), bajara por lo que hoy día es la calle Areniscos y
empalmara en el sitio de la Tenería con dicha carretera.
Después
de muchos papeleos y tiras y aflojas esa rampa que se pretendía no llegó a su
fin y la carretera no cruzó el pueblo como se presumía, pero la pretensión no
cayó en saco roto. Así, hacia el año 1926 (datos tomados del libro «Historia de
la Calles, Plazas y Paseos de la Villa de Villamartín), surgió de nuevo la idea
de enlazar la carretera con el pueblo y se ideó el camino vecinal desde el
matadero a la Tenería.
El
alcalde presidente en aquellos momentos, D. Sebastián Peña Gómez, el teniente
alcalde D. Eduardo Jarén Pavón y el capitular D. Manuel Jiménez Maza fueron los
encargados por el cabildo para fijar el lugar de emplazamiento y resolver todo
cuanto con este asunto se relacionase. Tarea a la que se dedicaron plenamente
los tres anteriores y sus sucesores en los cargos hasta el día 24 de enero del
año 1955; en ese día el alcalde D. Adolfo Blanco comunicaba a la corporación
que tras diversas obras quedaría listo para su inauguración el camino vecinal
como Avenida. En ese mismo día y cabildo se exaltó la figura de D. Manuel
Jiménez Maza como concejal de su época, iniciador e infatigable animador de
toda obra pública orientada a hacer de Villamartín el más admirado pueblo de la
sierra. Se le nombró Hijo Predilecto y se rotuló el camino vecinal del Matadero
a la Tenería convertido en avenida como Avenida de D. Manuel Jiménez Maza.
La Avenida Manuel Jiménez Maza estuvo llamándose así durante treinta y cuatro años, pero como ocurre en tantos sitios de la geografía andaluza, Villamartín no iba a ser menos, a finales del año 1989 de un plumazo y arbitrariamente la avenida se quedó sin el nombre de la persona que la ideó, trabajó, modeló y sufrió. Tomó el nombre de Avenida de la Feria. La frase que tantas veces hemos leído y oído cuando se rotulaba una calle con el nombre de algún vecino «…para así perpetuar su recuerdo a las futuras generaciones de la Villa…» quedó definitivamente zanjada y finiquitada aquí. Esta manera de actuar es más frecuente de lo que creemos porque de un tiempo a acá se entra en la política como medio de vida y subsistencia y no como servicio al pueblo, a los demás. Se está más pendiente de asuntos que dan votos y se apartan asuntos como los que exponemos aquí o similares que sólo les generan quebraderos de cabeza.
Hoy
día, la actual Avenida de la Feria está presidida por un pedestal con un busto
y delante de este hay una especie de jardinera compuesta con muy mal gusto. (Ya
han preguntado varias personas a este blog, que si allí está enterrado el señor
del busto).
Y
si la jardinera está hecha con muy mal gusto, ¿qué podemos decir de la
colocación del busto? Los méritos de D. Cristóbal Ramos Armario para presidir
algo estarán para hacerlo en otro sitio, en ese no. Ese sitio estaría reservado
en todo caso para alguien íntimamente ligado y relacionado con la Avenida. Aquí
se ha actuado sin inteligencia racional. Se quita al creador y se pone a otro
que no tiene nada que ver con el asunto. Al impulsor de la idea no tuvo un buen
día, por decir algo de él.
Pero
querido lector, no te preocupes. Aquí en Villamartín no va a descolocarse nada
por mucho que se diga, ¡con la iglesia hemos topado! La jardinera seguirá colocada
allí con el mismo mal gusto; el busto de D. Cristóbal seguirá en el mismo sitio;
la procesión del Corpus se hará por la mañana, cuando más calor hace y no por
la tarde como siempre se hizo; la calle Botica seguirá como calle Boticas; la
calle Salto del Pollo, que siempre se ha llamado así (y si no, que se lo
pregunten a Julián), continuará como calle del Poyo; la calle Salinera seguirá
como calle Salineras; la calle Los Reyes continuará como calle Virgen de Los
Reyes; la calle El Rosario (objeto) seguirá rotulada Virgen del Rosario
(persona); si quieres vivir muchos años te vas a la Alameda, que allí vivirás
eternamente, no pasa el tiempo, el reloj marca siempre la misma hora; la Plaza del
Ayuntamiento continuará sin rótulo que la identifique…
Nota.- Si alguien quiere
comprobar lo dicho sobre el nombre de las calles puede hacerlo en el libro de
actas del cabildo del año 1989, y más en concreto el 30 de noviembre de 1989.