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sábado, 22 de julio de 2023

Historia n.º 64

 La M.N. y M.L. Villa de Villamartín


           Los primeros años del siglo XIX fueron años muy movidos políticamente. La debilidad del gobierno en el reinado de Carlos IV hizo que la ocupación del país por las tropas francesas fuera fácil. Pero el pueblo español, y el pueblo de Villamartín no fue menos, no aceptó la dominación extranjera y luchó por su libertad durante seis años, hasta conseguir la victoria total.

          En ausencia del rey, España se rigió por una Junta y, más tarde, por una Regencia. La obra más importante de esos gobernantes fue la celebración de unas Cortes en Cádiz y la proclamación de la Constitución de 1812.

          Una prueba del júbilo y alegría que sintió el pueblo de Villamartín por verse libre de la tiranía de las tropas de Napoleón lo encontramos en los acontecimientos acaecidos el 5 de septiembre de 1812. Estos acontecimientos tuvieron como protagonistas los alcaldes constitucionalistas señores D. Alejandro José Díaz Cuevas, D. Mateo Moreno; y D. Antonio de Vega Camacho, Corregidor, y Regidores que componían el Ayuntamiento, juntos acordaron lo siguiente:

          «Esta Villa advirtiendo que los primeros pueblos de Andalucía que levantaron la bandera de guerra contra Napoleón, que juró solemnemente a Nuestro Rey y Señor Don Fernando VII en mayo de mil ochocientos ocho y prodigó sus caudales para los gastos de ella y los hombres para las armas, por cuyo patriotismo mereció ser titulada por la Junta Suprema de Sevilla MUY NOBLE y MUY LEAL Villa de Villamartín. Que imbatido por las armas enemigas ha sabido cerca de tres años a su vista, y en medio de sus bayonetas suministrar hombres, víveres y dinero para la defensa de la Patria por medio de sus Generales Militares y Partidas de Guerrillas, no puede menos que lleno del mayor júbilo y alegría y guiado por los mismos principios viéndose libre de sus enemigos Jurar de nuevo a su Legítimo Monarca D. Fernando VII, y la nueva constitución política de las Españas; para lo cual ha buscado un ejemplar de ésta, que vista y leída por este Ayuntamiento acordó sus ciegos obedecimientos y cumplimientos, y para su más exacta ejecución mandó que se convoque al Pueblo por voz del pregonero para que en el día de mañana a las nueve se presenten en la parroquia de esta Villa que hoy reside en el convento de San Francisco, en donde se cante una misa solemne con sermón y después manifestándose el Sacramento se lea por el Secretario del Ayuntamiento en el púlpito de aquella la citada constitución sancionada, que jurará todo el Pueblo, y evacuado se cante en señal de gracias al Señor un solemne Tedeum trayéndose todo evacuado el acto, para acordar en su vista lo conveniente, y así se deliberó».

          El día 6 de septiembre de 1812 continuó lo deliberado: «Esta Villa, continuando lo acordado en el día de ayer en que se hizo la convocatoria según está mandado, llegada que fue la hora señalada, pasó a la iglesia de San Francisco, hoy parroquia de ella, en donde tomó su acostumbrado asiento, y estando ya llena de casi todo las personas de distinción del Pueblo, y otras muchas de todas clases, se cantó una solemne misa y después del evangelio se predicó por el presbítero D. Juan María del Río, cura segundo interino de esta parroquia sermón en que hizo presente al público que renacida nuestra libertad de independencia por la constitución sancionada por las Cortes del Reino; dio a conocer las grandes ventajas que nos proporciona y la obligación de jurarla y obedecerla con reflexiones poderosas y en eficaz y claramente proporciona para el conocimiento de los concurrentes. Y, en efecto, acabado el sacrificio se manifestó el Sacramento y en su presencia se leyó por el escribano D. Andrés de Zúñiga, puesto en el púlpito, la nueva constitución a la letra bien despacio, y de modo que todos la entendiesen, y finalizada la lectura de ella se dijo por el señor Presidente del Ayuntamiento D. Alejandro de las Cuevas si juraban ante el Sacramento defender, guardar y obedecer la citada constitución, al Rey, a las Leyes, la Pura y Limpia Concepción de María Santísima de más artículos y misterio de Ntra. Santa Fe Católica, se oyeron repetidas aclamaciones públicas que decían ¡Sí, juramos! En cuya vista dio principio al cántico del Tedeum con repique y salvas reina en los corazones de estos habitantes; y para significar más y más el júbilo público de ellos acuerda el Ayuntamiento que en los días ocho, natividad de Ntra. Señora la Virgen Santísima, y los dos subsiguientes del corriente mes se celebren tres misas solemnes con Manifiesto y sermón que predicará el mismo D. Juan María del Río cantándose al fin antes de encubrir el Manifiesto, un solemne Tedeum con repique y salvas de fuego. Que haya iluminación general en las tres noches implicadas en señal de la gratitud que debemos al señor de los ejércitos y que acabadas las loores al Omnipotente se celebren todo género de regocijos públicos haciendo de mañana y tarde, toros y otros actos de alegría para acabar de enjugar las lágrimas y gemidos con que ha oprimido el tirano de la Europa, cuyas tropas vándalas han destruido y demolido la mitad de los edificios materiales y arbolados de la población y sus inmediaciones, robados los efectos y ganados de la agricultura y arruinados del todo sus habitantes sufriendo inmensos males; pero viéndose ya libre de sus enemigos y con la Ley Fundamental de su libertad civil que nos proporciona nuestra felicidad producto preciosísimo de la constancia española y de la profunda sabiduría de los representantes de la Nación, a acordado el juramento y actos religiosos que quedan manifestados; y queriendo este Ayuntamiento que las Cortes y la Regencia del Reino sean sabedores de estos profundos homenajes delibera que sacándose testimonio de esta acta y la de ayer se representa a S.M., las Cortes Generales Extraordinarias y a S.A.S. el Sr. Regente del Reino; y que al mismo tiempo sean felicitadas ambas tan altas dignidades por haber guiado la nave de la España en medio de la mayor borrasca y sosteniéndola contra la perfidia enemiga cuya solemne operación se ejecute personalmente por D. Bernardo del Río de esta vecindad, residente en la Corte de Cádiz según está acordado en Cabildo el primero del corriente, de que acompañará testimonio con dicha fecha. Y para que el público sea sabedor de este acuerdo se noticia por voz del pregonero y fijación de edictos en los sitios acostumbrados, y así se acordó».

          Transcurridos dos años de estos acontecimientos, el 28 de agosto de 1814 se leyó en cabildo lo siguiente:

          «Esta Villa, cuyos hondados méritos por su gran amor a su soberano, a su religión y su Patria, fue agraciada por la Junta Central establecida en Sevilla con el glorioso título de MUY NOBLE Y MUY LEAL, aunque muy distante de la Corte quiere tener la gloria de ser una entre las muchas que han felicitado a su Católico Monarca por su feliz arribo al trono de sus mayores; y no pudiéndolo hacerlo por algunos de los representantes de este Ayuntamiento ni por otro de los quinientos vecinos estantes de que se compone esta Villa a causa de hallarse escasa de fondo con sostener una Diputación: ha acordado que D. Bernardo de los Ríos de esta vecindad que se haya en Comisión en la Corte, suplique a S.M. lo admita en nombre de estos vecinos a que le bese las manos y felicite como villa la más amante de su Soberano significándole que así es como ha sacrificado las vidas e intereses de sus habitantes».

          Tras la caída de Napoleón se intenta restaurar el Antiguo Régimen, pero los principios de libertad e igualdad de la Revolución francesa se habían extendidos por toda Europa e incluso habían llegados a Villamartín dividiendo a la escasa población del momento en constitucionalistas y partidarios del Antiguo Régimen.

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