La
Alameda
En
el año 2014 se compuso la historia llamada «Alameda sin álamos». En aquella
ocasión se narraron cosas generales sobre este Paseo de Villamartín. Hoy
narraremos algunos detalles sobre su construcción.
Los
motivos de la iniciativa de este proyecto fueron dobles, por un lado, paliar
con distintas obras (derribo de la antigua casa capitular, construcción de la
Plaza de Abastos, el Paseo de la Plaza, etc.) el paro existente en la
localidad, y por otro, ornamentar al pueblo con un paseo publico al final de la
calle Álvarez Troya (conocido hoy como la calle El Santo).
El
nombre del arquitecto requerido para este proyecto fue D. Manuel García de
Soria residente en Arcos de la frontera. En el plano que se os muestra, podéis
observar sus planteamientos para este Paseo y una memoria sobre el proyecto. De
su memoria sólo mostraremos algunos detalles y su presupuesto porque este no es
el momento de describir «cómo se hizo».
Uno
de sus detalles era su emplazamiento, la antigua entrada principal de la villa,
límite de la calle Álvarez Troya, eje principal de la población. Su situación
no podía ser más adecuada; a la entrada de la población, límite de la calle
principal y con excelentes y extensos horizontes por los tres frentes: Sur,
Oeste y Norte. Domina la extensa vega limitada por el Guadalete donde se
celebraba el mercado de ganado de su renombrada feria y es el sitio más
ventilado y seco de la población y por tanto el más sano.
Otro
detalle fue el desmonte que hubo que hacer desde la calle Pedro Álvarez para
que quedase a nivel al acceso del mismo. Estos materiales de desmonte sirvieron
para rellenos en el citado paseo, así como los procedentes del derribo del local
Cabildo Viejo con destino a Plaza de abastos. Cuando años después se construyó
el Paseo de la Plaza Pública su relleno se hizo con materiales procedentes del
antiguo cementerio situado en el sitio de Torrevieja.
Presupuesto:
50 m3 de mampostería para murete de cierre
a 12 Ptas. 600,00 Ptas.
1620 m3 de desmonte y transporte al
terraplén a 1,23 Ptas. 2025,00 “
1125 m2 de empedrado para cuneta y aceras
a 0,50 Ptas. 562,50 “
500 cargas de arena para el arreglo de la
superficie a 0,12 Ptas. 60,00 “
Arreglo de jardincillos y siembra de
plantas.
100,00 “
24 árboles con tutores y jaulas a 5 Ptas.
120,00 “
18 farolas con pie de hierro a 80 Ptas. 1440,00 “
1 candelabro para el centro a 200 Ptas.
200,00 “
40 asientos de hierro y madera de haya a
25 Ptas. 1000,00 “
Tablado central para la música a 250 Ptas. 250,00 “
Imprevistos
el 3% 190,72 “
Administración
y dirección el 5% 317,87 “
TOTAL 6866,09 Ptas.
(El
total del presupuesto original da la cantidad de 6867,09 Ptas.)
Ustedes
saben que el agua corriente a las casas de Villamartín no llegó hasta el año 50
del siglo XX, y en esta historia hablamos de finales del siglo XIX, así que
ocurrió lo que sigue:
Las
obras del paseo empezaron y al cabo de dos meses se dieron cuenta que en el
proyecto de obra para este paseo no se había tenido en cuenta las dificultades
y gastos que originaría el riego de las calles y jardines del mismo, dado que
en aquel sitio no existían las aguas que aquel servicio necesitaba, y a fin de
evitar inconvenientes se encomendó al Perito de albañilería del Ayuntamiento D.
Cristóbal Pérez Vidal que estudiara este asunto y propusiera el medio más
económico para su resolución, y dicho señor en cumplimiento del aludido encargo
emitió un informe.
Dicho
informe se leyó en cabildo y decía que la traída de aguas para el riego del
paseo tendría que hacerse desde la Fuente Pública, por medio de carros o
caballerías, originando este servicio un gasto anual de bastante importancia,
que podría economizarse con la construcción de un aljibe de seis metros de diámetro en su base por cinco de altura
que solo costaría la suma aproximada de cuatrocientas veinte pesetas, pero
siempre que la obra se verifique antes de que quede rellena por la del repetido
paseo la parte del mismo situado frente a la calle Álvarez Troya de la
cual debía recoger las aguas el
mencionado aljibe. La Corporación acordó que se procediera sin demora la
construcción del aljibe por el citado Maestro de albañilería. Esta obra
adicional le costó al Ayuntamiento la cantidad de setecientas cincuenta y dos
pesetas con noventa céntimos.
Siendo
alcalde D. Alejo Gutiérrez García Perujo expuso “que terminada ya la construcción del Paseo y realizada con ella una
mejora de importancia en esta localidad, debía felicitarse la Corporación de
haber iniciado y realizado un proyecto que presupuestado sin economía
demostrada en la falta de licitadores en las subastas celebradas, se había
podido contratar directamente gracia al celo y acierto en las gestiones de
todos y especialmente del Concejal y digno exalcalde D. Joaquín Carredano
Gutiérrez, conviniendo hacer constar que si la ejecución se ha hecho superando
en sus resultados a las obligaciones de la contrata, como demuestra el acta de
recepción, en que se consigna la mayor longitud del paseo y de los rellenos
efectuados, y el arreglo del pavimento y embellecimiento de la calle Álvarez
Troya en la que se han construido escaleras y se han plantado cuarenta árboles,
causándose gastos no reintegrados al contratista, se debe al auxilio particular
que se ha prestado a éste, indemnizándole con él de los mencionados gastos.
También expuso que debía darse nombre al Paseo de referencia y al efecto
proponía se le denominase “Paseo de la
Concordia” y que se inaugurara abriéndose al público el día veinte y seis
de los corrientes festividad de la Patrona Santa Ana”. La Corporación
aprobó todas las propuestas del Sr. alcalde y, “asimismo se acordó que se adquiriera una lápida con el nombre del Paseo
y el año en que se ha construido y que se coloque en aquel”.
En
marzo de 1896 el aljibe tenía filtraciones de aguas contenidas en el mismo. Se
ordenó al Perito del Municipio Cristóbal Pérez Vidal que reconociese dicha
obra, y manifestó que dichas filtraciones se podían evitar reconstruyendo
algunas filas de ladrillos y reparando el enlucido de cemento con otro nuevo y
que estos gastos no podían llegar a cien pesetas. Se le autorizó para que
procediera a la reparación. Como es normal durante la reparación el aljibe
estuvo agotado y los árboles y plantas del paseo de la Concordia tuvieron que
ser regados con el acarreo de botas de agua; en total se necesitaron 322 botas
de agua a 0.50 Ptas. cada una.
A
propuesta de la Comisión de Fomento se aprobó en Cabildo de 25 de mayo de 1898
la construcción de una alberca pequeña en
el terreno destinado a plantación de árboles a continuación del Paseo de la
Concordia para facilitar el riego de las aludidas plantaciones. También aprobó
que dicha obra la ejecutara el Maestro de albañilería Juan Gutiérrez Pérez.
Los lectores deben comprender que no todos los años fueron muy lluviosos y por tanto el aljibe y la alberca no siempre contenían aguas procedentes del alcantarillado hecho para el caso, sino que durante los meses de julio a octubre el Ayuntamiento rellenaba estos dos recipientes con aguas procedente de la Fuente Pública con los medios habituales ya aludidos. La media por año pagada por el Ayuntamiento por este concepto era de 245 Ptas.
Con
la nueva remodelación del paseo de la Alameda la alberca pequeña se encontró
destruida (posiblemente debido a la construcción del instituto) y rellena de
escombros procedente del derribo de la antigua casa capitular que sirvió de
relleno a buena parte del suelo del Paseo. El aljibe todavía está sin destruir
y con bastante agua. En la foto que adjunto se puede ver la boca del aljibe.